Dolores que no tienen causa médica clara, síntomas persistentes que no responden a tratamientos físicos, malestares que se repiten en el cuerpo sin razón aparente. Frente a estos fenómenos, muchas personas llegan a la consulta médica sin obtener respuestas. Es en ese punto donde el psicoanálisis ofrece otra vía: leer el cuerpo como un lugar de expresión del inconsciente.

En este artículo exploramos qué significa somatizar desde el punto de vista del psicoanálisis, por qué el cuerpo puede convertirse en escenario del malestar psíquico, y cuál es el lugar del análisis frente a los síntomas corporales que “no tienen causa”.

¿Qué es la somatización?

Desde la perspectiva médica tradicional, la somatización suele definirse como la manifestación física de un conflicto emocional. Pero para el psicoanálisis, esto no es suficiente. No se trata simplemente de que “la emoción se traslade al cuerpo”, sino de que el cuerpo se convierte en el lugar donde se inscribe lo que no puede decirse con palabras.

Un síntoma somático no es un mensaje a descifrar, ni una metáfora a interpretar literalmente. Es una formación del inconsciente, estructurada por el deseo, por la historia del sujeto y por las operaciones de represión que han desplazado un conflicto psíquico hacia lo corporal.

¿Qué es un síntoma psicoanalítico?

El cuerpo en psicoanálisis: más allá de lo biológico

En el psicoanálisis, el cuerpo no es sólo una entidad biológica, sino un cuerpo “hablado”, atravesado por el lenguaje. Es el cuerpo del sujeto que ha sido nombrado, tocado, mirado, deseado por el Otro desde antes de nacer.

Por eso, cuando el cuerpo duele sin razón médica aparente, el psicoanálisis no busca corregirlo ni aliviarlo rápidamente, sino preguntarse qué lugar ocupa ese dolor en la economía psíquica del sujeto. ¿Qué se está diciendo allí? ¿Qué insiste sin poder nombrarse?

¿Por qué el cuerpo habla cuando la palabra falla?

Muchas veces, la somatización aparece cuando el sujeto no encuentra palabras para nombrar lo que le pasa, o cuando el conflicto psíquico ha sido expulsado del campo de lo consciente. Lo que no puede decirse se actúa, y el cuerpo se vuelve el soporte de ese decir mudo.

Esto no implica que el sujeto elija enfermarse. La somatización no es voluntaria ni racional. Es una respuesta del aparato psíquico que, al no encontrar una vía simbólica para tramitar el malestar, lo descarga en lo real del cuerpo.

De la consulta médica al análisis: cuando no hay causa orgánica

En muchos casos, las personas llegan al consultorio de un analista después de pasar por múltiples estudios médicos, especialistas y tratamientos, sin encontrar una causa objetiva para sus síntomas. Este recorrido, lejos de ser inútil, muestra la insistencia del malestar y la búsqueda de respuestas.

Cuando la medicina no encuentra una causa, no significa que el dolor no exista. Significa que hay otra lógica en juego, la lógica del inconsciente. Allí el análisis puede comenzar: no a partir del cuerpo como objeto, sino como lugar de verdad del sujeto.

¿Cuándo consultar a un psicoanalista?

Ejemplos clínicos: síntomas que hablan

Los síntomas somáticos pueden adoptar múltiples formas: dolores musculares, migrañas, problemas digestivos, crisis respiratorias, alteraciones dermatológicas, entre otros. Lo importante no es el tipo de síntoma, sino la lógica con la que se repite y se inscribe en la historia del sujeto.

Por ejemplo, una mujer consulta por dolores de garganta recurrentes sin diagnóstico clínico claro. En el análisis, emerge una escena infantil: no poder hablar frente a una figura de autoridad, temor a decir lo que pensaba. El cuerpo “tapado” repite aquello que no fue posible decir con palabras.

En otro caso, un adolescente con dolor estomacal crónico repite inconscientemente la escena de tensión familiar alrededor de la comida. El cuerpo se convierte en el escenario donde se representa el conflicto con el deseo del Otro.

¿El análisis cura los síntomas físicos?

El objetivo del análisis no es eliminar el síntoma de inmediato, sino escuchar su lógica, abrir la posibilidad de decir lo que está en juego en él, y permitir que el sujeto se apropie de lo que antes aparecía como ajeno.

En algunos casos, los síntomas físicos desaparecen o se transforman cuando pueden ser nombrados y situados. En otros, persisten, pero dejan de tener el mismo peso subjetivo. Lo que cambia es la relación del sujeto con su cuerpo y con su malestar.

El cuerpo no miente, pero no dice todo

El cuerpo puede expresar lo que no encuentra vía en la palabra, pero no debe tomarse como un mensajero claro ni como un símbolo universal. El psicoanálisis advierte contra las interpretaciones inmediatas: “si te duele la espalda es porque cargas culpas”, “si tienes dolor de estómago es porque no digieres tus emociones”. Estas lecturas reducen la complejidad del síntoma a fórmulas vacías.

Cada cuerpo dice desde un lugar singular. Por eso, el trabajo analítico no interpreta el síntoma, sino que escucha al sujeto que lo porta.

¿Tu cuerpo habla por ti y no sabes qué está diciendo?

Cuando la medicina no encuentra respuesta y el malestar persiste, tal vez el cuerpo esté hablando en nombre del inconsciente.
Consulta con el Dr. Carlos Hurtado y comienza un análisis que permita poner en palabras lo que el cuerpo expresa en silencio.

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© 2024 Carlos Andrés Hurtado Psicólogo.