Existen historias que se repiten sin que sepamos por qué. Secretos familiares, duelos no elaborados, mandatos silenciosos o síntomas que atraviesan generaciones sin tener un origen claro. Desde el psicoanálisis, este fenómeno se aborda bajo el nombre de transmisiones transgeneracionales, y no se trata de una herencia genética o educativa, sino de algo más complejo: el legado inconsciente que pasa de una generación a otra.

En este artículo exploramos cómo operan estas transmisiones, qué se transmite cuando no hay palabra, y por qué el análisis permite interrumpir ciertas repeticiones silenciosas que condicionan la vida psíquica de quienes las reciben.

Más allá de lo biológico y lo educativo

Cuando hablamos de transmisión, solemos pensar en la educación, en los valores que se enseñan, en los hábitos que se aprenden. También podemos pensar en la genética, en lo que el cuerpo hereda. Pero la transmisión inconsciente no se reduce a lo que se enseña o se hereda biológicamente, sino que ocurre a través de otro canal: el lenguaje, los silencios, los gestos, lo no dicho.

Desde Freud y especialmente con los desarrollos posteriores de Lacan, el psicoanálisis ha mostrado que la familia transmite estructuras simbólicas, posiciones subjetivas, nombres, faltas y enigmas que marcan al sujeto incluso antes de nacer.

¿Cómo se constituye el sujeto en el lenguaje?

El inconsciente es transgeneracional

La idea de que el inconsciente tiene una dimensión transgeneracional implica que hay marcas anteriores al nacimiento del sujeto, marcas que provienen del deseo, el trauma o el duelo no elaborado de quienes lo antecedieron. Estas marcas no se transmiten de forma consciente ni voluntaria, sino que se inscriben a través del lenguaje, los nombres, los síntomas, los silencios y las repeticiones familiares.

Por ejemplo, un padre que nunca habla de su infancia puede transmitir a su hijo una angustia sin nombre. Una madre que perdió un hermano en la adolescencia y lo mantuvo en secreto puede generar en su hija una sensación de ausencia constante, sin que ésta sepa a qué se debe.

La herencia invisible

Lo que no se dice, se repite

La frase “lo que no se elabora, se repite” cobra un sentido preciso en este contexto. Cuando un acontecimiento no puede ser simbolizado, queda como una marca silenciosa que se transmite en forma de síntomas, elecciones inconscientes o repeticiones en los descendientes. El sujeto, sin saberlo, puede estar respondiendo a un mandato que no es suyo, cargando un duelo que no le pertenece o reproduciendo un conflicto no resuelto de generaciones anteriores.

Esto no significa que estemos determinados por la historia familiar, sino que muchas veces actuamos sin saber desde dónde, hasta que algo de esa lógica se hace palabra en el análisis.

¿Qué es un síntoma psicoanalítico y por qué se repite?

Fantasmas familiares y nombres no dichos

El psicoanálisis ha desarrollado el concepto de “fantasma” para referirse a esas ficciones inconscientes que organizan el deseo del sujeto. En el campo transgeneracional, el fantasma puede no ser propio, sino heredado. Se trata de historias no dichas, secretos familiares, ausencias que no se nombran pero que estructuran.

Un ejemplo clásico es el de niños que reciben el nombre de un familiar fallecido y “sustituyen” inconscientemente a alguien que no pudo ser llorado. Este tipo de transmisión no se produce por enseñanza directa, sino por identificación inconsciente.

Repetir sin saber, hablar para interrumpir

Muchos de los conflictos, síntomas o elecciones de vida que se repiten en una familia no son simplemente “coincidencias”. En el análisis, se pueden descubrir estructuras de repetición que responden a un deseo no dicho de los padres o incluso de generaciones anteriores.

El sujeto, sin saberlo, puede quedar atrapado en una lógica de repetición que solo puede interrumpirse cuando se pone en palabras. El trabajo analítico no busca culpables ni explicaciones mágicas, sino que permite nombrar lo que antes se actuaba sin saber.

No hay destino familiar: hay deseo

El análisis permite salir de la idea de un “destino familiar” escrito de antemano. No se trata de escapar de la historia, sino de leerla de otro modo, asumir una posición diferente frente a aquello que fue transmitido sin conciencia ni voluntad.

Romper con una cadena de transmisión inconsciente no implica romper vínculos, sino asumir una responsabilidad subjetiva frente a aquello que nos constituye. En esa operación, el sujeto puede dejar de ser repetición para volverse autor de su deseo.

¿Estás repitiendo algo que no entiendes? ¿Sientes que llevas una carga que no es tuya?

Las transmisiones transgeneracionales no se ven, pero se sienten. A veces, lo que no dijeron tus padres o abuelos sigue hablando en tus decisiones, tus relaciones o tus síntomas.
Consulta con el Dr. Carlos Hurtado y comienza un proceso de análisis que te permita leer tu historia desde otro lugar.

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© 2024 Carlos Andrés Hurtado Psicólogo.