*Por Carlos Andrés Hurtado Díaz

En un maravilloso texto escrito entre Bergoglio y Skorka en el 2013, a propósito de la Ciencia, señalaban que está dentro de su autonomía que iba transformandoincultura en cultura. Aquí llamaban la atención, pues cuando la autonomía de la
ciencia no se pone límites así misma, puede írsele de las manos su propia creación. Con los excesos científicos, los hombres empezaban a transformarse en cosas. Proponían un ejemplo de estas extralimitaciones y nos recordaban el
dominio que hoy existe de la energía atómica, que por supuesto puede llegar a destruir la humanidad o crear una nueva guerra mundial.

“Cuando el hombre se ensoberbece, crea un monstruo que se le va de las manos. Es importante para la ciencia ponerse límite para poder decir: desde acá ya no creo cultura sino que es otra forma de incultura, que es destructiva.”

Qué tan lucida e infausta resulta en ocasiones la consciencia de la ciencia que logra invertir increíbles sumas de dinero para la búsqueda de agua en otros planetas, pero no logra mitigar la sed de millones de personas en la tierra, que
paradoja cuando nos indican que ahora el envejecimiento es imposible, ya quedó a un lado la vieja evolución, no se desea la vejez; a la vuelta de la esquina ya están los anhelantes compradores de la eterna juventud, es la época de la evolución poshumana.

Trágica situación hoy la de la vida, científicos con ideales de moldearla,extenderla, un arraigado deseo de jugar a ser omnipotentes y omnipresentes, aquí empieza a develarse ¿la ciencia con consciencia?, ¿una ciencia que no es para
nada ingenua y que responde a las demandas de quiénes? Es la época de un arsenal tecno-científico que ostenta una capacidad de modelarlo todo.

Si comprendemos que la consciencia es aquella capacidad del hombre por conocer-se a sí mismo, a los otros y si es esta comprensión realmente acertada; entonces a la ciencia se le debe demandar una actuación con real consciencia, es decir, anclada al verdadero acto humano, que implica sus actuaciones bajo consideración social, ambiental, política y ética pero sobre todo fundamentados en el amor.

Este un llamado para que todos los científicos se impliquen de una manera consciente en nuestras diferentes actuaciones de vida.

Es necesario el vínculo entre ciencia y consciencia para el avance de lo humano; los proyectos de investigación deben impactar, transformar y ayudar a los diferentes marcos sociales pues es esta la demanda creciente que realiza la
realidad social del mundo que hoy habitamos.

* Decano Facultad de Ciencias Humanas, Sociales y de la Educación de la Universidad Católica de Pereira.

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